En tiempos en que la demanda por alimentos saludables aumenta, producir frutas y verduras haciendo frente a la escasez de mano de obra y a su creciente costo, de la manera más eficiente, la automatización y utilización de robots para sus siembras, pre y post cosechas, es un gran desafío.
Para los actores en general de frutas y verduras, la incorporación de tecnología y robótica en diferentes puntos de la cadena productiva y su desarrollo hacia resolver cada vez nuevas necesidades, se convierten en grandes aliados para lograrlo.
Por ejemplo, conseguir las mejores selecciones genéticas, usar drones en los cultivos, trabajar con imágenes satelitales, gestionar con softwares agrícolas, trabajar frutas cosechadas por robots y con máquinas con la última tecnología en diferentes puntos de la cadena productiva, desde los campos al packing.
Mientras que, empresas en el mundo entero ya han desarrollado robots autónomos que utilizan inteligencia artificial (IA) para cortar selectivamente las malas hierbas, dejando intactos los cultivos agrícolas, otras las eliminan con sistema láser, ofreciendo así una alternativa sostenible al uso de productos químicos como pesticidas y plaguicidas.
Hace unos años esto podía parecer parte de una película de ciencia ficción, pero hoy está cada vez más presente en las industrias de frutas y verduras en el mundo entero. Aunque, la tecnología robótica en la fruticultura tiene un límite que aún no puede cruzar; la cosecha de frutas pequeñas como arándanos y cerezas.
Pese al creciente volumen de producción que tienen estas frutas, las firmas de tecnología más avanzadas tienen problemas para que sus tecnologías reemplacen al ser humano a la hora de meter la mano en el árbol y sacar con cuidado el fruto para ser empacado y exportado. Por ejemplo, en el caso de la cereza dulce que se produce en Chile, es importante que el fruto se extraiga junto al junto al pedicelo, lo que hasta ahora requiere intervención humana.