La importancia de la “tenencia responsable” de todas las mascotas

“Estimar cuántas mascotas existen en nuestro país no es tarea fácil, ya que no solo perros y gatos forman parte de las familias, sino que roedores, conejos, aves ornamentales, erizos de tierra, hurones y acuarios, entre otros, también lo hacen. Y frente a ello, determinar cuál es la mejor definición de ´Tenencia Responsable de Mascotas` no ha sido tarea fácil.

Sin embargo, podemos considerar que existen dos grandes aristas. La primera, es la legal, donde una persona tenedora de un animal debe preocuparse por conocer y respetar las reglamentaciones vigentes relacionadas a su posesión (por ejemplo, Ley 20.380 de Protección Animal y Ordenanzas Municipales sobre Tenencia Responsable de Mascotas). Y la segunda, más relacionada con el bienestar de la misma, donde el propietario será quien satisfaga las necesidades nutricionales, sanitarias y conductuales de su mascota a lo largo de toda la vida del animal.

“Esto implica ser empáticos con respecto a lo que cada una de nuestras mascotas siente. Debemos darnos el trabajo de aprender sobre cómo perciben el mundo. Cuáles son sus motivaciones, intereses y preferencias, ya que de este modo, potenciamos el vínculo.”

Voy a hacer una especial mención a los perros que viven en zonas rurales, ya que las personas piensan, erradamente, que por el solo hecho de vivir en el campo no necesitan llevarlos al veterinario, ofrecerles abrigo, pasearlos y jugar con ellos. Situación que no puede estar más alejada de la realidad. Más allá de que sea una animal de compañía, guardia o trabajo, sus necesidades de perro siempre deben ser cubiertas.

No podemos basar la desidia sobre el tema en que aún no existe una ley de Tenencia Responsable, sino más bien hay que preocuparse de las mascotas por convicción. Y no puede ser tan solo cuando son cachorros o cuando estamos de ánimo para hacerlo, sino que debe ser a diario y en todo momento ya que son en un 100% dependiente de nosotros.

Serás un dueño responsable cuando te preocupes de:

  • Mantenerlo debidamente identificado con una placa con nombre y teléfono.
  • Pasearlo todos los días.
  • Dedicarle unos minutos para jugar e interactuar de manera positiva.
  • Llevarlo al veterinario cada vez que sea necesario.
  • Ofrecerle alimento de buena calidad y agua fresca a libre disposición.
  • Recoger sus deposiciones de la vía pública y del patio donde habita.
  • Mantenerlo en un lugar limpio, seco y sanitizado.
  • Brindar un entorno lo suficientemente atractivo como para que desarrolle su conducta natural.
  • Y por sobre todas las cosas, respetar su condición de ser vivo sintiente.

COLUMNA DE OPINIÓN escrita por Gonzalo Chávez, Médico Veterinario, Magíster en Cs Veterinarias, Máster en Etología Clínica, Diplomado en Etología Clínica por el Colegio Latinoamericano de Etología Clínica. Presidente de ASECVECH, Jefe de carrera de medicina veterinaria, Universidad Santo Tomás, Viña del Mar.

@revistaMIMASCOTA

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