¿Cómo controlar los ladridos?

A veces, la solución a los problemas con nuestros animales es mucho más simple de lo que creemos y, generalmente, no tiene directa relación con el perro sino con nuestras decisiones“.

El ladrido constante -normalmente- nace de un bajo enriquecimiento mental, el perro está ‘aburrido’ por lo que comienza a ponerle mucha atención a su entorno ambiental y descubre que cada vez que escucha algo, siente un movimiento y un sin fin de otros estímulos el ladra. Lamentablemente el ladrido es un comportamiento auto-reforzante, esto quiere decir que ayuda al perro ya sea a deshacerse de una sensación desagradable como la ansiedad, o les entrega una sensación agradable como la entretención, entonces, se va a seguir repitiendo en el futuro.

Además, es un comportamiento que posee alta imitación. Si juntas a un perro que ladra con uno que no lo hace, con seguridad terminarán los dos ladrando y cada vez más fuerte.

El mayor error de las personas es salir a “hacer callar” al perro pensando que están haciendo algo desagradable para él y que eso hará que no ladre más. Grave error, con ello lo único que hacemos es que el perro consiga lo que quiere, que es interactuar con nosotros, y ladre cada vez con mayor intensidad.

Entonces, que hacemos?

Dejarlo entrar a casa y educarlo para eso. Dejar las puertas abiertas, con el fin de que para él no tenga importancia el estar dentro o fuera de la casa.

Cambiar el significado del patio cargándolo con situaciones agradables para el perro, como juego, darle sus comida, acariciarlo, etc., y siempre ignorarlo cuando esté dentro de la casa. Recuerda que si todo lo entretenido ocurre dentro de la casa (personas, ruidos, contacto, etc.) quién va a querer estar afuera y solo?

Nunca castigarlo llevándolo al patio, como mencionamos en el punto dos éste debe ser un lugar que tenga una asociación extremadamente positiva

Nunca salir a decirle “cállate” mientras está ladrando, con eso sólo hacemos que el comportamiento se repita.

Debemos utilizar ‘Correcciones Educativas’. Vamos a enseñarle un comportamiento alternativo incompatible a ladrar que será el que venga a nosotros. Cuando ocurra un estímulo -alguien pasa por la calle, hay un ruido o lo que sea- y el perro comience a ladrar diremos su nombre y “ven aquí”. Y cuando llegue a nosotros lo premiaremos con algo que le guste mucho como una galleta o snack de Master Dog. No importa que al principio no venga y siga ladrando, trataremos de llamar su atención y SIEMPRE lo premiaremos al llegar, aunque se haya tardado. Con el tiempo esto hará que asocie los estímulos que lo hacían ladrar con el nuevo comportamiento de venir y recibir algo rico. Entonces, al venir ya deja de estar en contacto con el estímulo ambiental, deja de ladrar y se centra en lo que va a recibir.

Cuando el comportamiento de venir a la llamada ya esté aprendido, vamos a alternar con acariciarlo, darle un juguete o un trocito de comida, incluso a veces sólo decirle muy bien y nada más. Así aumentaremos la fuerza del comportamiento porque el perro nunca sabrá qué lo espera al momento de llegar a nosotros.

Finalmente, cuando el perro esté en el patio no olvide poner a su disposición juguetes adecuados, ojalá que entreguen comida lentamente o que puedan morder, para mantenerlos entretenidos y enfocados.

“Recuerda que tu perro es producto de lo que tú le has enseñado consciente o inconscientemente…”

“Mi consejo para evitar tener perros que ladran en el patio constantemente, día y noche, es dejarlos entrar a la casa. Si desde el principio nos preocupamos de educarlos, de marcarle un lugar determinado dónde estar y de enseñarle a comportarse cuando esté dentro de la casa tendremos ganada la batalla contra los ladridos”.

Columna de Opinión: Cecilia Marré, Directora Corporación Bocalán Confiar, médico veterinario UW-AAB, instructor certificado de perros de asistencia

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