La importancia del sueño para los perros

Huesos, pelos, el viento, los olores, ¿el amo?, ¿cuáles son los símbolos comunes en los sueños de nuestras mascotas? Nadie lo sabe con certeza, pero estamos seguros que sueñan con frecuencia; los cachorros duermen hasta el 95% del tiempo, y podemos observar fácilmente que se sobresaltan, gimen, y hasta corren en sueños. Su actividad onírica es intensa y tenemos pocos medios para saber exactamente lo que ocurre en su inconsciente.

Todo acto emocional puede convertirse en una pesadilla o bien en un sueño placentero. Sabemos solo que si durante el día el perro ha vivido situaciones estresantes y/o intensas -peleas, encuentro con una hembra en celo, castigos por parte del dueño, accidentes u otros incidentes desagradables-, volverá a vivir ese acontecimiento en sueños, en parte o totalmente, deformado, embellecido o dramatizado. Por lo que vemos la calidad del sueño a través de actos reflejos o signos imperceptibles como fruncidos de la trufa, gemidos, movimientos de las orejas, pequeños ladridos o aullidos, entre otros.

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Parece ser que los que más necesitan descansar y soñar son aquellos ejemplares más jóvenes, que para poder disfrutar al máximo de la experiencia reparadora del sueño activo precisan imperativamente de un lugar propio, tranquilo, donde no estén expuestos a los sobresaltos.

De adulto la fase del sueño más activa ocupa el 20% del tiempo dormido, es decir, seis minutos todas las medias horas. Durante este “letargo profundo” el cerebro del perro organiza las informaciones que ha ido almacenando en la parte activa del día.

Está demostrado que los canes que pueden dormir convenientemente y a su gusto son los que dan los resultados más brillantes en el trabajo y en competiciones. En efecto, durante el sueño se establece una reorganización cerebral total. Se fijan los minerales en el organismo, los cuales ayudan al crecimiento del esqueleto y a la cicatrización de eventuales heridas.

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Dormir ayuda asimismo a fortalecer el organismo frente a las diferentes enfermedades. El sistema nervioso se estabiliza y las tensiones emocionales desaparecen. Pero eso únicamente si el descanso es total, debido a que la densidad del sueño depende en gran parte de su entorno, ya que todo estimulo externo (ruedos, movimientos, olores, temperaturas, etc.) altera y cambia las fases del sueño impidiendo su regularidad.

Es en el tronco del cerebro -llamado Locus coeruleus– en el que se sitúa el centro del sueño; esta parte tiene la facultad de cortar y aislar el cerebro de todo estímulo exterior. Entonces, en este mismo momento, aparecen los síntomas del sueño, y podemos observar los espasmos acompasados de nuestro perro que se pone a gemir y finge moverse como si estuviera despierto.

Los perros salvajes no podían dormir de corrido, sino por etapas entrecortadas; se escondían de los demás animales y se protegían de los posibles peligros exteriores lo que explica el porqué del actual comportamiento de nuestros compañeros domesticados, que, antes de dormirse, parecen buscar el lugar adecuado, dando vueltas y vueltas en redondo antes de dejarse caer en un rincón muy preciso. Huyen generalmente de ruidos y aglomeraciones. Incluso dentro de una caseta giran la cabeza hacia el exterior para no estar expuestos al ataque inesperado de un eventual enemigo.

Un perro en estado salvaje duerme menos que el domesticado porque está siempre en alerta, debiéndose despertar bruscamente al menor peligro. Más sosegado y mucho menos estresado, el can mascota o animal de compañía, puede permitirse dormir profundamente y relajado por un periodo de letargo intenso lo que le permite que su cuerpo descanse completamente. Y es en estos momentos cuando surgen los sueños más reveladores e importantes para el equilibrio nervioso.

Como los seres humanos, los perros están expuestos a desarreglos del sueño. Parecen incluso más frecuentes en unas razas que en otras; como el caso de los Terrier’s que tienen dificultades en hallar el primer descanso y se mueven mucho durante la fase profunda del sueño. Tal vez sea su particular nerviosismo o una herencia de su cercano pasado de cazador de alimañas.

Lo cierto es que muchos expertos cinófilos afirman que los perros pueden tener lo que se les llama ‘sueños arcaicos’; heredados de sus antepasados. Esto explicaría que muchos de los perros adiestrados y parte integrante de una familia, mascotas perfectamente equilibradas y tranquilas, que viven sin grandes altibajos, aúllen en sueños, como lo harían unos lobos o los perros salvajes. Reproducen entonces sonidos que jamás han tenido la oportunidad de oír ni aprender.

Sea como fuere, dejemos dormir a nuestros perros: su equilibrio nervioso, su rendimiento en el trabajo, sus reacciones diarias y su salud dependen del sueño. Y si necesitas conocer más de algún casos en particular de tu mascota, no dudes en consultar con un veterinario, y si no tienes ninguno, AQUÍ lo puedes encontrar.

@Rev_MIMASCOTA

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