El valor de la fruta chilena al 2030

Los resultados del estudio de la industria frutícola chilena: “2030: Juntos, Nuestra Fruta Valdrá Más”, levantarán un diagnóstico de la situación, y permitirán construir una hoja de ruta, donde se definirán estrategias como sector, tanto a nivel empresa, industria y Estado, con el fin de evitar el colapso de nuestra fruticultura

La Asociación de Exportadores de Fruta de Chile AG (Asoex), en conjunto con la Federación de Productores de Frutas de Chile (Fedefruta) y otros organismos, están desarrollando la iniciativa de investigación “2030: Juntos, Nuestra Fruta Valdrá Más”, que busca mejorar la competitividad alcanzada en las últimas décadas y profundizar la capacidad tecnológica de la industria frutícola chilena respecto a sus competidores.

La iniciativa, liderada por Asoex y Fedefruta, con el aporte de las empresas Anasac y Mediterranean Shipping Company (MSC) y apoyada por el Gobierno de Chile a través de los organismo del Ministerio de Agricultura, Odepa, ProChile y Sence, busca despejar incógnitas respecto al proceso productivo y los mercados, y descubrir los efectos que debemos esperar para la actividad agrofrutícola en los próximos tres, cinco y diez años, de tal manera de facilitar la planificación y el desarrollo de estrategias productivas y comerciales.

“Tenemos que saber cuáles son nuestras deficiencias para corregirlas, y cuáles son los adelantos que tienen nuestros competidores, por ello, creemos que es fundamental la participación de nuestros productores en este estudio”, precisó el Gerente General de Fedefruta, Juan Carlos Sepúlveda.

El estudio se desarrolla en un contexto de un 12% de crecimiento de la población mundial y un 18% de crecimiento per cápita de consumo de alimentos para 2030, y un 80% de crecimiento en el caso del consumo de frutas y verduras, lo que abre grandes expectativas para la industria nacional y latinoamericana en general.

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La investigación se focaliza en trece especies frutícolas: Arándanos, manzanas, uva de mesa, kiwis, paltas, peras, cerezas, ciruelas, clementinas, mandarinas, naranjas, limones, damascos y duraznos (nectarines y carozos).

De acuerdo con un primer avance del estudio, en el aspecto de la competitividad los desafíos de la industria frutícola chilena -que se investigan- se sitúan en cinco dimensiones; los factores productivos, el Estado, los consumidores y el mercado, la Industria de Soporte, y la coordinación sectorial.

En el ámbito de los factores productivos se destaca una curva de producción a plena cosecha más lenta que los competidores; recursos climatológicos marcados por un déficit de precipitaciones y un aumento importante de las temperaturas; recursos hídricos cada vez más escasos, lo que sitúa a Chile en el 18 lugar de los países con mayor riesgo hídrico del mundo; necesidad de un recambio varietal que exige una inversión importante y que está marcado por variedades protegidas que están siendo preferidas por los consumidores; una situación laboral en donde destaca  la escasa disponibilidad de mano de obra calificada y con menor productividad que otros orígenes; y tecnologías de producción, como la biotecnología genética, agricultura de precisión, automatización y robótica,  que requieren de mano de obra calificada y una mayor conectividad rural.

Este diagnóstico se desprende de un avance del 50% del estudio, que reúne entrevistas e información entregada por actores claves de la industria chilena y actores internacionales, quedando por definir con mayor claridad los temas de competitividad que afectan al sector.

En cuanto a la Industria de Soporte, se llama la atención respecto de los puertos de Valparaíso y San Antonio, que concentran la logística del 80% de las exportaciones de frutas, y que generalmente se ven afectados por conflictos laborales y paros de actividades. En el campo de la logística analizará en detalle los tramos que hay entre los puertos chilenos y los mercados de destino, lo que sitúa al país en una situación que debe ser abordada respecto a los competidores, destacando los esfuerzos realizados por las empresas exportadoras de cerezas a China.

El informe también investigará la realidad futura de los productores, trabajadores -despidos laborales al 2030- y de los distintos actores que participan de la industria de la fruta en Chile.

En cuanto a Competitividad frutícola de Chile, estudiará casos de regulación fitosanitaria y gestión de plagas; acceso a mercados; promoción de exportaciones mediante campañas e imagen país; Recursos hídricos y climatología; infraestructura logística y de producción; inocuidad alimentaria; regulación del mercado laboral; acceso a financiamiento; I+D+i e implementación de tecnologías; recambio varietal y gestión de nuevas variedades; Coordinación sectorial y movilización del sector, y fruticultura sustentable. Todo con el objetivo que al 2030, juntos nuestra fruta valdrá más.

Fuentes: ASOEX / FEDEFRUTA

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